Al Sur de
Tierra Estella, el
río Ebro discurre majestuoso abriendo un amplio valle donde se asientan localidades como
Mendavia,
Sesma,
Lerín,
Lodosa,
Sartaguda,
Cárcar,
Andosilla y San Adrián, las grandes poblaciones de la
Ribera Estellesa.
Se trata de poblaciones que viven de los productos que se recogen en sus fértiles tierras y de una floreciente industria de transformación agraria. Sus nombres están asociados a productos tan reconocidos como los pimientos del piquillo o los espárragos y vinos de Navarra.
Son pueblos con un encanto especial, a menudo situados a la sombra de los cortados que un día el río talló en roca frágil y en donde todavía pueden verse las cuevas que estuvieron habitadas hasta bien entrado el siglo XX, con iglesias de estilo renacentista o barroco en las que el ladrillo se impone como elemento constructivo.
El Ebro es, en todos estos pueblos, algo más que un recurso económico de primer orden. Es un recurso también naturalístico y de ocio, un espacio que invita a realizar agradables paseos por sus alrededores o pequeñas excursiones en barca desde los embarcaderos habilitados en la orilla.
El Ebro es, sin duda, uno de los atractivos más singulares de Tierra Estella-Lizarraldea.