Entre la fosa tectónica de Zumbeltz, al oeste, que suele tomarse como frontera separadora de
Urbasa y Andía, y la Cuenca de Pamplona, al Este, y entre la porción central y oriental del corredor del Araquil al Norte y la depresión de
Estella-Lizarra (valles de
Yerri y
Guesálaz) al Sur, se extiende la
Sierra de Andía.
Tiene unos 20 km. de longitud y unos 15 de anchura y ocupa un área de 4.700 ha. Es más variada y no menos atractiva que la de Urbasa. Son pocas las personas que que conocen la sierra de
Lókiz. Esta meseta alargada, orientada en dirección este-oeste formada por margas y calizas, tiene un elevado valor ecológico, guarda muestras de casi todos los bosques existentes en
Navarra; muestra de ello es su integración como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) en la la Red Natura 2.000.
A lo largo de siglos y siglos miles de cabezas de ganado han encontrado en ella la ración suficiente. En épocas de hambre, la transformación de las tierras de cultivo no se llevó a cabo, debido a la escarpada orografía y la baja calidad del suelo para tareas agrícolas.
Tierra de carboneros. Vecinos de los valles de Améskoa, Lana, Allín y Metauten se ganaban la vida gracias a este oficio casi extinguido y que todavía podemos ver en
Viloria (
Valle de Lana). La tierra pobre nos ofrece uno de los alimentos más cotizados de la tierra, las famosas trufas, que todavía hoy algunos lugreños recogen con mucho cuidado evitando que este preciado manjar no desaparezca de forma natural. Es en el
Museo de la Trufa de
Metauten donde podemos apreciar el único diamante negro.
Cercana a las peñas de
Ganuza encontramos la ermita de
Santiago de lokiz, antiguamente del santo catalán San Cucufat, donde una vez al año se celebra la romería, acudiendo los 25 pueblos a los que pertenece.
El Sur y Sudoeste de Andía está accidentado por un haz de fallas dispuestas en forma de abanico, que han facilitado la erosión de las cabeceras de los ríos Ubagua y Salado y los cañones o gargantas fluviales de Guembe, Arguiñano, Riezu, e Irantzu.
Los acuíferos de Andía están avenados hacia los manantiales de Arteta y Riezu, hacia los de Ibero y Echauri y hacia el río Araquil.
Sus impresionantes vistas que desde ella se divisan, la infinidad de plantas de diferentes climas que se mezclan a nuestro paso, y sobre todo la tranquilidad, hace que cada día sean más los excursionistas que elijan esta sierra para disfrutar en plena naturaleza.
El acceso a la Sierra se encuentra señalizado gracias al
Consorcio Turístico de Tierra Estella, desde
Ollobarren y
Ganuza aunque también hay acceso desde los valles vecinos.