En el barrio de San Miguel de
Estella-Lizarra, en la margen izquierda del río Ega, donde en la Edad Media
convivieron francos y navarros, se levanta la iglesia de San Miguel, un
templo tan sencillo como bello, que alberga en su interior valiosos
tesoros artísticos. San Miguel, ubicada en la cima de un escarpe rocoso conocido
como "La Mota", comenzó a construirse a finales del siglo XII, pero las obras se
dilataron en el tiempo, lo que le permitirá diferenciar en el edificio varios
estilos.
Su portada septentrional, uno de los conjuntos
escultóricos más representativos del románico tardío, y el retablo
gótico de Santa Elena que guarda el templo en su interior, merecen especial
atención.
De aspecto sólido, esta iglesia restaurada
entre los años 1987 y 1992, es una buena carta de presentación del barrio de San
Miguel, barrio surgido en
Estella-Lizarra
en la segunda mitad del siglo XII.
El aspecto exterior del edificio es
grandioso; ofrece volúmenes contrapuestos, como los de la torre barroca situada
en la cabecera y la mole pétrea de la torre medieval ubicada a los pies de la
nave.
Pero su joya artística es
la portada Norte representativa
del tardo-románico hispano, a la que se accede tras superar una larga
escalinata. En su tímpano reconocerá al Cristo en Majestad, rodeado por los
símbolos de los cuatro evangelistas, la Virgen y San Juan como intercesores en
el momento del Juicio.
En las ménsulas podrá distinguir a un león
tragando a una persona, y a otro, enfrentado, devolviéndola. En las arquivoltas,
del interior al exterior, es decir, desde Dios hacia el mundo, encontramos
ángeles, ancianos músicos del Apocalipsis, profetas, santos y diversas
representaciones del mal. En el relieve de la izquierda se aprecia la lucha de
San Miguel contra el dragón y en el de la derecha una hermosa talla de las tres
Marías frente al sepulcro vacío de Cristo. Varias
inscripciones en latín
explican el significado de las escenas a los fieles.
Al
interior del templo no se puede acceder por la puerta Sur, del siglo XIII, cuyas
arquivoltas se apoyan en capiteles decorados con vegetales y algunas pequeñas
cabezas.
La cabecera, compuesta por tres ábsides románicos del siglo XII,
presenta en su ábside central tres ventanas de arcos apuntados, capiteles
historiados y estilizadas columnas.
Algunos tesoros artísticos que
encontramos en el interior del templo son el
retablo de Santa Elena
(1406), importante pieza del gótico aragonés en el que aparece la santa
descubriendo la cruz en la que murió Jesús, o el retablo mayor, del siglo XVIII,
con una imagen gótico-flamenca de San Miguel. Además se pueden contemplar la
Virgen de Belén, del siglo XIV, el sepulcro de los Eguía, y el retablo de San
Crispín y San Crispiniano.
Fuera del templo, en el solar del antiguo
cementerio, se encuentra la capilla de San Jorge, situada a unos metros de la
cabecera y unida a ella mediante un arco apuntado. Gótica del siglo XIV, tiene
planta trapezoidal y aspecto de torre militar. Conserva una representación en
madera de San Jorge a caballo luchando con el dragón alado, de estilo gótico
flamenco.